miércoles, 5 de noviembre de 2008


Sus voces se cuelan entre las grandes radios del dial. Son las mujeres que trabajan en las "radioemisoras de cobertura mínima" de Santiago, y aunque sus programas sólo son perceptibles en determinadas comunas, ellas aprovechan este espacio para transformar lo que sucede en su barrio en noticia, para ayudar a sus vecinos o simplemente para compartir sus experiencias con otras mujeres que las escuchan.


Por JUAN LUIS SALINAS T. REVISTA YA - EL MERCURIO 3 noviembre de 2008

Control: Baja canción. Sube cortina musical, suena cinco segundos y se disuelve.

Locutor: Falta poco para el mediodía... estamos en radio Nuevo Horizonte de Batuco, acompañando a la dueña de casa... tenemos un llamado de Carabineros de Chile... la niña viste de bluyines y camiseta blanca y está en la comisaría... ahora sigamos con la música.

Control: Sube canción. "Chao Amor", de Wisin &Yandel.

Es miércoles y en Batuco - un poblado de la comuna de Lampa, al norte de Santiago- el sol pega fuerte. El sonido del reggaeton, que emite una antena que se eleva sobre un galpón blanco ubicado en la esquina de las calles Balmaceda con Inglaterra, se replica en todas las casas. En el segundo piso de esta construcción de latón, que tiene un cartel que dice "Centro Cultural Construyendo La Paz", Gloria Vera (27) está frente a un micrófono y revisa unos papeles. En la pieza contigua, separada por un vidrio algo empañado, su amiga Pamela Torres (26) maneja la mesa de control y revisa en un viejo computador la próxima canción que va a tocar. El teléfono suena. Contesta.

–Radio Nuevo Horizonte- , dice con voz seria y en silencio anota el pedido de un vecino que está reclutando mujeres para trabajar como temporeras en una empresa frutícola cercana. "Presentarse mañana cerca del supermercado", escribe en un papel y se levanta para entregárselo a Gloria, quien dos minutos más tarde lo leerá al aire.

Gloria y Pamela son vecinas, cada una es madre soltera de un hijo y todos los días trabajan en la radio comunitaria que se ubica en el 102.9 del dial F.M. batucano. Algunas veces juntas, otras en solitario como mujeres orquesta que "radiocontrolan, locutean y contestan los pedidos de la gente al teléfono". Llamadas que piden una ranchera de Antonio Aguilar en el programa de música mexicana de las tres de la tarde; que avisan que encontraron un carné en el colectivo que los traía de Santiago o que reclaman, siempre, cuando hay problemas con el computador y la música se detiene.

La historia de Nuevo Horizonte partió hace diez años, cuando Miguel Vera, el papá de Gloria, decidió armar su propia radio. Con algo de envidia había visto como un vecino experimentaba con una emisora pirata ("que no tenía mucho sentido social y que por eso ahora no existe") y quiso repetir la experiencia pero con más contenido. Durante casi un año ahorró para comprarse un transmisor, una antena y un micrófono de segunda mano.

–Gasté 630 mil pesos en todo y la Gloria, que entonces tenía 16 años, fue la única de mis cuatro hijos que me siguió la corriente cuando quise instalarla - dice don Miguel sentado en una de las sillas de metal que él mismo arma en su taller de soldaduría.

Es cierto, Gloria, que entonces ya había tenido a su hijo Alexis, de inmediato comenzó a investigar para manejar los controles, buscó a gente del pueblo para armar programas y creó la pauta de funcionamiento de la radio. Con su papá, querían hacer las cosas bien y no dejar que cualquiera dijera lo que se le ocurriera frente al micrófono. De las casi 80 personas que llegaron los primeros años, hoy sólo quedan 20 que participan activamente. Ocho son mujeres, quienes tienen entre 16 y 70 años.

–Ya todo está más ordenado. En la programación tenemos espacio para todos los gustos y pensamientos. Un programa con los hermanos evangélicos por las tardes, otro que toca música del recuerdo para los abuelitos y uno con los niños del Liceo de Batuco- , dice Gloria, quien momentáneamente abandona el locutorio para unirse a la conversación.

Desde hace rato, cuando pone una canción al aire, sale fuera de esa sala con las paredes tapizadas con cajas de huevo para opinar. Porque, ahora, explica don Miguel: "Ella es la patrona acá".

Cuando la radio cumplió dos años "fuera de la regla" o de "funcionamiento pirata", Gloria se encargó de hacer los papeleos para pedir la concesión de la señal en la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel). También organizó actividades en el vecindario para reunir el dinero para pagar al ingeniero que les realizó el estudio técnico con el detalle de sus instalaciones y la publicación del permiso en el diario oficial, trámite que deben realizar cada tres años.

Este año radio Nuevo Horizonte realizó esta gestión por tercera vez y Gloria tuvo que hacer malabares para reunir el millón de pesos que necesitaban para mantener la señal.

–Ahora mi preocupación es juntar todos los meses la plata para pagar la luz, porque la cuenta nos sale por más de 120 mil pesos- explica Gloria, quien sólo tiene como meta seguir al aire para que los vecinos continúen escuchándola y mejorar un poco su infraestructura.

–Yo no aspiro a que en esta radio tengamos programas con periodistas o locutores profesionales. ¿Para qué? Si nosotros podemos hacerlo bien y con ganas y con respeto por nuestros vecinos, que es lo más importante.

Las radios comunitarias o "de mínima cobertura" son una institución ampliamente difundida en Chile. Las reglas para su funcionamiento: una potencia de un vatio (que sólo les permite ser escuchadas en un delimitado espacio geográfico); tener como principal motivación un sentido social y no vender publicidad para su funcionamiento. Lo hacen con un presupuesto mínimo y sus integrantes son más bien voluntarios que desarrollan esta actividad en forma paralela a sus trabajos.

La concesión de su señal dura tres años, aunque puede renovarse luego de este período. Según cifras de la Asociación Nacional de Radios Comunitarias y Ciudadanas de Chile (Anarcich), actualmente existen cerca de 250 emisoras populares que integran esta organización. Aunque todas operan bajo la normativa vigente, todavía hay una cifra fantasma de radios piratas.

Más de la mitad de las radios comunitarias oficiales tiene sus antenas en la Región Metropolitana. Pertenecen a juntas vecinales, centros culturales, iglesias evangélicas o católicas, universidades o instituciones educativas. Otras también pertenecen a municipios y empresas limitadas.

Carolina Carrasco (28) mueve unas perillas de la mesa de control y hace desaparecer la canción del grupo hiphopero local que está sonando. Al otro lado del vidrio, en la sala de locución, se enciende una luz. Es la señal y su compañera, la periodista Carolina Foncea, comienza a hablar. Hoy, como todos los martes entre las seis y las siete de la tarde, es el momento del programa "Guiarte, tu norte cultural", en la radio Quiero de Huechuraba. De la parrilla de 10 programas propios y con libreto, éste es uno de los tres que se transmiten en vivo desde el estudio. Un espacio con tres piezas (locutorio, sala de control bien equipada y una recepción con un escritorio) que funciona en una casa de ladrillos princesa y con un portón gris de lata. Pertenece a la municipalidad de la comuna, que hace un año y medio se las facilitó.

–Trabajamos con ayuda de la municipalidad, pero no le hacemos las relaciones públicas a la alcaldesa. Tenemos nuestra propia pauta con noticias y programas de servicio para los vecinos. Además, todas las radios comunitarias reciben algún tipo de ayuda. Lo que pasa es que prefieren bajarle el perfil porque sienten que están cometiendo alguna falta, pero ¿de qué otra manera se podría funcionar? - dice Carolina Carrasco, la creadora y propietaria de los equipos de transmisión.

Carolina vive en Recoleta y diariamente cruza el límite de Américo Vespucio para llegar a las instalaciones. Estudió locución en el instituto TV College y lleva diez años participando en radios comunitarias. Antes estuvo en la radio Bellavista de Recoleta y después condujo un matinal en La Primera de Independencia. Dice que su pasión siempre ha sido este tipo de radios. Le gustan porque siente que realmente ayudan a la gente y tienen un enorme impacto social.

–No tenemos plata para pagar un estudio que cuantifique la llegada de la radio, pero sabemos que tenemos éxito por las llamadas de la gente - explica, y comienza a enumerar. En su listado de seguidores figuran grupos de folcloristas que traen discos para que toquen sus canciones, dueñas de casa de La Pincoya que los escuchan todo el día y empresarios de Pedro Fontova que ponen avisos para ofrecer trabajo.

Aunque la radio funciona en forma ininterrumpida toda la semana, Carolina no necesita estar todo el tiempo en el estudio. En las mañanas conduce un matinal que se llama "A esta hora", con noticias, y durante el día, de acuerdo a un calendario, graba el resto de los programas. Cuando la radio queda vacía, es el computador, previamente programado, el que hace el trabajo.

–Nuestras transmisiones no paran. Incluso durante el pasado 11 de septiembre, con las manifestaciones en la calle, la radio se mantuvo en el aire. Esa es la idea.

12 de octubre del 2007. La Presidenta de la República, Michelle Bachelet, junto con los ministros de Transportes y Telecomunicaciones y de la Secretaría Nacional de Gobierno, presentan un proyecto para reformular el funcionamiento de las radios comunitarias. El lugar: un estudio de radio habilitado en el Patio de las Camelias que transmite el acto en directo por cuarenta radioemisoras populares de Chile. La idea: reformar la Ley General de Telecomunicaciones, existente desde 1982, y darle a esta tipo de transmisiones un marco más amigable para potenciar su sentido social y comunitario, con más vatios, antenas de hasta 18 metros y concesiones más amplias.

En Chile, según el presidente de Anarcich, Alberto Cancino, algunos de los desafíos de estas radios son difundir el patrimonio cultural y potenciar la participación de las diferentes organizaciones sociales populares.

–Especialmente de las mujeres que son dueñas de casa o de la tercera edad - dice Sergio Cancino- . Ellas son las que más escuchan estas radios.

Cada martes, a eso de la una de la tarde, Yolanda Ureta (62) se instala en el locutorio de la radio Fusión de Independencia (102.9) a conducir "Yo, tú y nosotras". Es un programa de conversación que a ella le gusta definir como "de género, pero que aborda distintas temáticas que afectan a la comunidad". Hoy, luego de saludar a todos los recién nacidos del Hospital San José, está hablando de los derechos de las mujeres refugiadas en Chile y comparte el micrófono con tres representantes de la Vicaría de la Solidaridad.

Con voz seria pero bien modulada, Yolanda (frondoso pelo crespo, falda de tela hindú y ojos bien delineados) comenta que cada vez es mayor la cantidad de mujeres peruanas que viven en la comuna y que hay que respetarlas. Y mira, en su cuaderno, el listado de preguntas con que bombardea a sus invitadas.

–El programa de Yolanda tiene harta sintonía. A la gente le gusta porque ella pregunta sin complicarse mucho sobre temas fuertes. Ahora está en un ciclo sobre mujeres refugiadas, pero antes ha hecho otros sobre el cuidado de los hijos, salud mental y hasta de viejitos que exigen sus derechos - dice Laura Reyes (60), quien en la mañana condujo el matinal de la radio y ahora maneja los controles. Está atenta a la señal de Yolanda para lanzar la canción "Salir corriendo" de Amaral, una de las más tocadas y que trata de la violencia doméstica.

La radio Fusión tiene sus oficinas en unas viejas salas del antiguo Hospital San José, que actualmente funciona como un centro cultural. La radio es un espacio sombrío, pero no triste, con paredes altas y cuadros que reproducen afiches antiguos. Hay uno de la antigua Radio Minería en la entrada. En la sala principal están el locutorio y la sala control. En la otra hay un pequeño living, un escritorio con un computador y está el teléfono donde reciben los pedidos de sus oyentes.

En la radio, que tiene dos frecuencias para transmitir en Independencia y Conchalí, colaboran cerca de veinte personas, tres son mujeres. Además de Yolanda y Laura, la otra es Felisa Pineda (70), que tiene un programa que se llama "Autenticidad", todos los miércoles. Ahora viene llegando de Italia, donde fue de vacaciones y donde antes vivió durante dos décadas. Quiere hacer un programa sobre el respeto al medio ambiente con música que sirva como terapia. Dice que necesita darle más vueltas al proyecto, pero sabe que será bueno.

Yolanda, Laura y Felisa llegaron a la radio hace cinco años. Habían hecho un curso de voceras radiales en el Movimiento Pro Emancipación de Mujeres Chilenas (Mench) y junto con otra treintena de compañeras entraron a radio Fusión para practicar lo aprendido.

–Sólo nosotras seguimos. Las otras se aburrieron o no pudieron combinar la radio con sus tareas de la casa. Comenzaron a faltar y así no funcionan las cosas - explica Yolanda Ureta. Ellas, en cambio, están absolutamente comprometidas. Cada vez que pueden realizan cursos que dictan distintas universidades, como uno de periodismo ciudadano. También participaron en un programa de prevención de droga en familia y editaron un diario.

Laura Reyes incluso participó en la presentación del proyecto de ley, donde entrevistó en vivo a la Presidenta Bachelet en el estudio que instalaron para la ocasión.

–Lo que pasa es que a nosotras nos gusta la radio. Nos sirve como terapia, y podemos abrir un espacio para que otros también puedan hacerlo - dice Laura.

–Claro, porque la opinión de todos los vecinos es la que vale - se escucha a lo lejos a Yolanda, quien acaba de terminar su programa. Se despidió de sus auditores, pero prometió dejarse escuchar el próximo martes.

A la misma hora. En la misma frecuencia.

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